El síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a la conducta y a la comunicación social.
Este síndrome también conocido como autismo trastorno del espectro nivel 1, se caracteriza por dificultades en la comunicación social y presentar comportamientos repetitivos.
Los personas con Asperger poseen un buen dominio del lenguaje y esto puede enmascarar sus déficits en la comunicación. No es algo sencillo de reconocer si se muestran distantes, a menudo podemos interpretar su comportamiento como personas sin sentido del humor, algo bordes o incluso demasiado serias.
La comunicación no verbal es un aspecto importante dentro de la comunicación social y estas personas tienen a menudo desafíos para interpretar y mostrar señales no verbales que se adecuen a las situaciones que viven.
Simón Baron-Cohen adoptó el término “ceguera mental”, para las personas que sufren este trastorno y lo denomina así por la falta de capacidad para comprender las emociones, creencias e incluso pensamientos de otros.
Estos desafíos pueden hacer que sea difícil para ellos tanto el comprender las emociones y las intenciones de los otros, como el poder transmitir sus propias emociones de forma adecuada conduciendo a incomodidades y dificultades para el mantenimiento de las relaciones, pudiendo parecer en ocasiones desinteresados y desconectados de la conversación.
Brenda Smith Myles por ejemplo, acuñó el concepto “plan de estudios oculto” en el recogió las reglas implícitas de la interacción social (algo que tenemos de forma innata el resto de personas como el reconocer el sarcasmo, el tono de voz, o las posturas) y que para las personas con el síndrome de Asperger son un reto complicado de entender.
Y todo ello, les acarrea implicaciones negativas en las relaciones sociales, académicas, laborales y a su calidad de vida en general.
Aunque se pinte todo tan negro, con el apoyo y la intervención adecuada estas personas pueden aprender a manejarse en escenarios sociales de manera más eficiente y mejorar sus habilidades sociales. Pero es labor de toda la sociedad en conjunto, promover una mayor comprensión y aceptación de las personas con síndrome de Asperger ya que forman parte de nuestra sociedad, una sociedad más diversa cada día.
Encontramos mucha literatura sobre este síndrome, se han explorado las causas, el diagnóstico y el tratamiento. Numerosas estrategias de cómo podemos ayudarles a mejorar su comunicación no verbal y por tanto, sus interacciones sociales. Y aunque no exista una cura en la actualidad, expertos sugieren que con un diagnóstico y una intervención temprana se les puede ayudar a mejorar sus habilidades sociales y a comprender mejor los retos que encierran las relaciones sociales.
Observamos que a día de hoy la investigación avanza, lo que ayuda a la creación de diversos tipos de intervenciones que reducen estas limitaciones en las interacciones sociales y facilitan una mejor compresión de lo que ocurre en su vida social llegando a poder conseguir una mayor y mejor integración en la sociedad.