Nuestra directora, Sonia El Hakim, te da 10 claves para ser una mujer empoderada.
1. Creer en ti empieza por ti misma
Amy Cuddy, importante investigadora en comunicación no verbal, habla en su libro «El poder de la presencia» del «síndrome del impostor», para referirse a esa sensación que hemos tenido muchas veces de merecer menos de lo que hemos conseguido, de valer menos de lo que aparentamos, y de que, en algún momento, nos descubrirán. Evidentemente, si tú no crees en ti, va a ser mucho más complicado que los demás lo hagan. La autoestima es el punto de partida para tus logros. Por eso, levántate cada día siendo plenamente consciente de que eres única, importante y tienes mucho que aportar a los demás. Tu actitud marcará tus logros.
2. Eres poderosa
El poder interno es una de las claves del éxito personal. Es la capacidad que tienes para influir en los demás desde el ejemplo, desde el liderazgo más natural, desde tus recursos internos ante las diferentes situaciones que afrontas. Cuando tienes poder interno, no necesitas ejercer el dominio sobre los demás; porque les influyes tanto, que los demás te siguen desde el respeto, el cariño y la admiración. Sentir poder interno implica asumir con inteligencia emocional, sin desbordamientos, las diferentes situaciones a las que debes enfrentarte cada día.
3. No estás sola
¿Sabías que el aislamiento social activa las mismas zonas cerebrales que el dolor físico? Eisenberger et al. (2003) descubrieron que la función neurocognitiva del dolor social es la misma que la del dolor físico.
Así que no te aísles, busca la compañía de tus seres queridos, tu familia, tus amistades. Y, también en el trabajo, busca quien te escuche y a quien escuchar. Te sentirás mucho mejor. Ah, y no dejes NUNCA que tu pareja te aísle de tu red de apoyo.
4. La felicidad no es eso que te salva
El pensador inglés John Locke (1632- 1704) observó que «los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias». No lo olvides: no es lo que te pasa, es cómo vives y asumes lo que te pasa. Con lo cual te digo que, si no eres feliz con lo que ya tienes, tampoco lo serás con lo que te falta. No pongas tu felicidad en juego cada vez que hay algún problema.
Y, por supuesto, eso no significa que no debas tener ambición por mejorar cosas en tu vida. Pero desde el agradecimiento hacia lo que ya tienes. Y si algo te hace infeliz, plantéate qué pasaría si lo eliminaras de tu vida. Y esto que te acabo de decir incluye cosas y personas tóxicas.
Obviamente, ante una gran desgracia en la vida, lo normal es que te sientas mal durante un tiempo. Permítetelo, no pasa nada por sentirse mal por algo malo que te ha pasado.
5. Construye tu propio mundo
El actor Ashton Kutcher pronunció en su discurso al obtener el premio Ultimate Choice un pensamiento del fallecido creador de Apple, Steve Jobs, en el que reflexionaba que la vida, tal como la conocemos, ha sido diseñada por personas que no son más inteligentes que tú. Con esta verdad en mente, plantéate hacer las cosas a tu modo, de forma que encajen con tu visión de la vida, y no con la de los demás. Eso te permitirá sentirte más poderosa.
6. No te lo tomes con calma, tómatelo con inteligencia emocional
No se trata de convertirte en una «sin sangre» a la que le da igual ocho que ochenta. Se trata de aprender a tener, para cada situación, una respuesta emocional adecuada, en el momento adecuado y en la intensidad adecuada (si falla cualquiera de estas tres premisas, la respuesta no habrá sido la adecuada). Ésa es una de las bases de la inteligencia emocional. Dicho esto, te recomiendo que aprendas a reducir tu período refractario. El período refractario es el espacio de tiempo en el que nos encontramos en una intensidad emocional tan grande que no somos capaces de incorporar información nueva que contradiga el motivo por el que hemos entrado en esa intensidad emocional. Por ejemplo, si te dan una noticia muy triste a bocajarro, te pones tan triste, llorando sin parar, que no eres capaz de escuchar las matizaciones que te está haciendo la otra persona y que hacen que esa noticia no sea tan triste en realidad como parecía en un primer momento. Cuanto más tiempo tardes en reponerte de esa intensidad emocional, mucho mejor.
7. No necesitas que nadie te salve
Si bien es muy bueno ser capaz de pedir ayuda cuando la necesitamos, no precisamos de príncipes que vengan a rescatarnos mientras nuestro papel es pasivo, de meras espectadoras de nuestro propio rescate. ¿No te sientes fuerte? Prueba a hacer una de estas posturas durante dos minutos. Disminuirá tu cortisol (hormona asociada al estrés) y aumentará tu testosterona (hormona asociada a la seguridad en una misma).
8. La desventaja de ser cálidas
Susan Fiske y colegas diseñaron en 2002 un modelo de estereotipos; es decir, de prejuicios. En ese modelo, el Stereotype Content Model, demostraron que las mujeres somos, en general, percibidas como más cálidas que los hombres (a través de seis indicadores: amistosas, bien intencionadas, confiables, cálidas, bondadosas y sinceras), mientras que los hombres son percibidos como más competentes que nosotras (a través de seis indicadores: competentes, seguros, capaces, eficientes, inteligentes y hábiles).
Evidentemente, estos prejuicios derivan, entre otras cosas, de los roles tradicionales que hemos asumido hombres y mujeres y que, poco a poco, van cambiando (aunque no a la velocidad que nos gustaría a nosotras).
Lo ideal sería ser percibidas como cálidas y competentes. Bueno, en realidad, lo ideal del todo sería que no hubiera prejuicios, pero eso, de momento, entra en el terreno de la utopía.
¿Y si fuéramos capaces de ser percibidas como competentes a través de nuestra calidez? La neurocientífica Louann Brizendine (2010) afirma que las mujeres somos más hábiles a la hora de sentir empatía emocional (la capacidad de dar una respuesta emocional acorde a la emoción del otro). La empatía es fundamental para las actitudes y acciones prosociales, ya que favorecen conductas altruistas de ayuda a los demás y engrasan la convivencia. Esto, en las organizaciones, empresas e instituciones es sin duda un valor en alza. Cada vez más, las empresas contratan por las denominadas «soft skills», entre las que se encuentran la inteligencia emocional y la empatía. Así que pon en valor tu capacidad empática en el trabajo. Ser cálida puede implicar ser más competente. Ponlo en valor.
9. Empoderamiento y comunicación no verbal
Nuestra comunicación no verbal puede ayudar a sentirnos más seguras y hacérselo ver a los demás. Si en el punto siete te hablaba de las posturas poderosas, aquí te voy a dar algunas claves para mostrar a los demás tu empoderamiento.
• El saludo en el trabajo: toma la iniciativa y da tú primero la mano. No esperes a que decida la otra persona. Decide tú cómo quieres saludar. Eso mostrará a la otra persona que tomas la iniciativa.
• No apartes la mirada: en momentos de tensión o conflicto, apartar la mirada es síntoma de claudicación a favor del otro. Mantén la mirada sobre tu interlocutor para mostrarte fuerte.
• No adoptes posturas contraídas. Las posturas contraídas son sintomáticas de un bajo poder interno, de falta de autoestima. Y esto no sólo corresponde a la especie humana, sino que a nuestros primos no humanos también les pasa. Cuando nos sentimos «poca cosa» tendemos a ocupar poco espacio. Así que no lo hagas.
• Deja que tu voz se oiga. El equivalente vocal a una postura contraída es un volumen de voz bajo. Deja que el mundo oiga bien lo que tienes que decir. No tengas miedo de hacerte oír. Y no permitas que te corten cuando estés hablando.
• No retrocedas. La invasión del espacio personal es característica de las personas dominantes. Si estás con una persona que te invade, no retrocedas. Es el equivalente a apartar la mirada. Defiende «tu territorio», es tuyo.
10. Practica la asertividad
¿Te cuesta decir que no a los demás? Eso es característico de la comunicación pasiva, que es el estilo de comunicación que suelen tener las personas con bajo poder interno. Dicen que la asertividad es el arte de saber decir «no». Se trata de saber gestionar las situaciones conflictivas y de saber defender las ideas propias sin dejarse avasallar, pero sin pisar a nadie tampoco (porque entonces hablaríamos de comunicación agresiva). Una persona con habilidades asertivas de comunicación puede mantener relaciones mucho más sanas con los demás. Te pongo un ejemplo de técnica asertiva: el fogging. Cuando alguien te da un argumento totalmente contrario al tuyo, en lugar de darle la razón para no discutir (comunicación pasiva) o de enfrentarte bruscamente a esa persona (comunicación agresiva), puedes darle la razón parcialmente para, inmediatamente después, plantear tu argumento. Por ejemplo, «comprendo perfectamente lo que me dices sobre lo que hay que hacer, ese punto de vista es muy razonable. Mi idea sobre esta cuestión es que debemos hacer esto otro». De esta forma, con la primera parte de tu discurso evitas el conflicto (si le das la razón a la otra persona, no podéis discutir). Y en la segunda parte das tu argumento.
AUTORA: SONIA EL HAKIM
BIBLIOGRAFÍA
Brizendine, L., & Moreno, M. P. (2010). Cerebro masculino. Editorial Del Nuevo Extremo Sa.
Cuddy, A. J. C. (2016). El poder de la presencia: autoestima, seguridad, poder personal: utiliza el lenguaje del cuerpo para afrontar las situaciones más estresantes. Urano.
Eisenberger, N. I., Lieberman, M. D., & Williams, K. D. (2003). Does rejection hurt? An fMRI study of social exclusion. Science, 302(5643), 290-292.
Fiske, S. T., Cuddy, A. J., Glick, P., & Xu, J. (2002). A model of (often mixed) stereotype content: competence and warmth respectively follow from perceived status and competition. Journal of personality and social psychology, 82(6), 878.