La generación COVID

La pandemia del COVID-19 ha afectado a todo el mundo, pero sin duda alguna ha tenido consecuencias muy particulares en aquellos nacidos en los últimos tres años.

La denominada «generación COVID» ha nacido en un contexto donde el aislamiento social, el uso de mascarillas y la limitación del contacto físico han sido medidas cotidianas para evitar la propagación del virus.  

La comunicación no verbal es una herramienta fundamental para establecer relaciones sociales y emocionales, ¿pero cómo ha afectado la pandemia a esta generación? Según un artículo publicado por la revista Science Direct en octubre de 2020, el uso de mascarillas y la falta de contacto físico han afectado a la comunicación no verbal en diferentes grupos de edad. Los autores del artículo afirman que, especialmente en niños pequeños, el uso de mascarilla puede afectar la percepción emocional y la expresión facial. Además, la falta de contacto físico puede afectar a la habilidad para leer las emociones y las intenciones de otras personas. 

En el caso de la generación COVID, su desarrollo emocional y social se ha visto afectado por la falta de contacto físico y la limitación de interacciones sociales desde su nacimiento. Esta falta de contacto y estimulación social puede acarrear consecuencias en su desarrollo emocional y cognitivo. Han estado privados de “conocer el mundo”, de salir a ver el mundo. 

Según un estudio realizado por la Asociación Americana de Psicología, los bebés y niños pequeños necesitan vivir interacciones sociales para su desarrollo emocional y cognitivo. El estudio afirma que la falta de contacto social y la falta de estimulación pueden afectar al desarrollo del cerebro y a la capacidad para regular las emociones.

En este sentido, la generación COVID puede estar en desventaja en relación con su desarrollo emocional y cognitivo respecto a otras generaciones. El estudio afirma que la falta de contacto social y la falta de estimulación pueden afectar al desarrollo del cerebro y a la capacidad para regular las emociones, así como a su capacidad para establecer relaciones sociales y emocionales satisfactorias en el futuro. 

Según Allison Bruderer, psicóloga y experta en desarrollo infantil, el uso de mascarillas puede tener un impacto significativo en la comunicación verbal de los bebés. «Los bebés aprenden a comunicarse a través de la observación y la imitación. Si no pueden ver la boca o las expresiones faciales de sus cuidadores, eso puede retrasar su capacidad para comunicarse de manera efectiva», afirma Bruderer. 

Es importante prestar atención a este aspecto del desarrollo infantil y buscar maneras de estimular y favorecer la comunicación no verbal en este contexto excepcional.

El psicólogo Dan Siegel también ha señalado que la falta de interacción social puede afectar al desarrollo del cerebro de los bebés. Según Siegel, «El compromiso social es la base para el desarrollo cerebral saludable. La necesidad de tener interacciones sociales es muy importante para el desarrollo del cerebro humano». Si los bebés no tienen suficiente estimulación social, esto podría afectar a su capacidad de aprendizaje y desarrollo. Además, la falta de contacto físico y el distanciamiento social pueden tener efectos negativos en la capacidad de los bebés para desarrollar la empatía y la habilidad para leer las emociones de los demás. La empatía es esencial para la comunicación efectiva y las habilidades sociales, por lo que todos estos efectos pueden ser perjudiciales a largo plazo.

Incluso, en la mayoría de situaciones, las mascarillas ya no son obligatorias, pero muchas personas todavía las usan por precaución. Esto significa que los bebés pueden tener menos oportunidades para aprender a leer las emociones en los rostros de los demás.

En un estudio realizado la Universidad Federal de Río de Janeiro en Brasil, se comprobó que los bebés pueden experimentar retrasos en su desarrollo cognitivo y comunicativo debido al aislamiento social. Esto se debe a la falta de interacciones sociales y a la ausencia de estímulos visuales, auditivos y táctiles que son cruciales para la formación de conexiones neuronales.

Pero, aunque parezca difícil de creer, encontramos algunos aspectos positivos o al menos curiosos a tener en cuenta. La»generación COVID» es una generación nacida en un mundo que se ha adaptado rápidamente a nuevas formas de comunicación a través de la tecnología, por lo que es posible que estos niños desarrollen habilidades en la comunicación virtual que pueden ser beneficiosas en el futuro.

A medida que el mundo se adapta a un nuevo camino sin más pandemias de por medio (esperemos), será importante y sobre todo interesante prestar atención al desarrollo cognitivo y emocional de la próxima generación de la que aún no tenemos suficiente investigación sobre las consecuencias a largo plazo de la pandemia. 

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