Shakira y el síndrome de la famosa sumisa

A raíz de la noticia de la separación de Shakira y Gerard Piqué, hablamos de los celos, la territorialidad y del síndrome de la famosa sumisa. Desde que la pareja de famosos anunciara su separación, se han recuperado algunas declaraciones que la cantante hizo hace unos años, en las que afirmaba a diferentes medios que su pareja, el futbolista del Barça Gerard Piqué, era territorial y celoso, llegando incluso a manifestar que no le dejaba hacer videoclips con otros hombres.
Los celos y el amor
Esto nos sirve como excusa para hablar de una emoción secundaria, social, como son los celos. Lejos de lo que piensa el uno de cada cuatro jóvenes, los celos no son bajo ningún concepto una prueba de amor. Los celos son la mezcla de tres emociones primarias: la ira, la tristeza y el miedo. Esto hace que, a nivel no verbal, no tengamos conductas específicas que definan los celos. Como Shakira, muchas mujeres ven los celos de su pareja como una prueba de amor. Y no. Se trata más bien de una prueba, entre otras cosas negativas, de:
    • Baja autoestima, inseguridad: sentimos celos de nuestra pareja porque creemos que no somos lo suficientemente buenos para ella, por lo que, fácilmente, puede encontrar a otra persona mejor que nosotros.
    • Sentido de posesión, territorialidad: consideramos a nuestra pareja como una posesión, algo que es nuestro. Y eso provocará que sintamos ira cuando pensemos que alguien «invade nuestro territorio».
Síndrome de la famosa sumisa
En un artículo de El País de 2014,  se hablaba de las declaraciones de Shakira y mencionaban el “síndrome de la famosa sumisa” para referirse a esas mujeres triunfadoras, exitosas a nivel profesional, y que, sin embargo, reafirman su feminidad adoptando un rol sumiso. Esto es un error, puesto que las relaciones asimétricas nunca funcionan. Siempre hay alguien que sale perdiendo y siempre hay alguien que se cree poderoso sobre el otro. Aunque la pareja dure en el tiempo, el sumiso, tarde o temprano, se sentirá mal por esa situación. Y la sensación de poder del que se posiciona por encima en la pareja puede conducir a conductas cuanto menos poco empáticas.