Como es ya una tradición en Código No Verbal, paso a analizar el discurso del Rey Felipe VI de Nochebuena. Este año, había una especial expectación por parte de la ciudadanía sobre el contenido del mensaje, debido a las noticias de los últimos meses sobre las supuestas actividades irregulares del Rey Emérito Juan Carlos I, padre de Felipe VI. Los ciudadanos hacían sus apuestas en redes sociales sobre si Felipe VI mencionaría o no este asunto que ha sobrepasado las fronteras españolas y del que se han hecho eco los medios de comunicación extranjeros.
Pues bien, sí hizo una pequeña mención al tema de soslayo. Pero lo más interesante, ya os podéis imaginar, estuvo en cómo hizo esa mención: es decir, en qué dijo a través de su comunicación no verbal mientras leía en el teleprompter la parte del discurso relacionada con los asuntos de su padre. Veámoslo, pero antes voy a hacer un pequeño recorrido a los aspectos más destacables del discurso desde el punto de vista no verbal.
Éste es el vídeo de mi análisis:
ESCENOGRAFÍA:
El discurso de este año se ha grabado en la misma sala que el año pasado. Sin embargo, ha habido menos adornos, no ha habido flores de Pascua ni flores rojas sobre el taquillón de detrás del Rey. Se ha dejado el mismo Nacimiento y el libro de la Constitución Española y se ha cambiado la foto enmarcada por una del Rey con Leonor en el homenaje a las víctimas de Covid. Creo que los asesores han acertado en marcar una línea sobria en la decoración, acorde con la situación actual. Por otro lado, los planos han sido esta vez mucho más cortos. No hemos visto al Rey de cuerpo entero ni una sola vez. Eso dificulta los análisis, puesto que nos perdemos información no verbal.
Por último, quiero resaltar en este apartado el poco acierto en los cambios de plano. Siempre que hacemos algo, nos tenemos que preguntar para qué lo hacemos. Felipe VI se ha pasado todo el discurso girando la cabeza de un lado a otro para hacer los cambios de plano, de una manera tan poco fluida, con unos silencios excesivos, que, sinceramente, me pregunto para qué se han hecho esos cambios de plano. ¿Qué han aportado? Para mí, nada excepto falta de ritmo al discurso.
Discurso de 2019.
Discurso de 2020
FALTA DE PREPARACIÓN DEL DISCURSO:
Trabas:
Parece que, en esta ocasión, Felipe VI ha tenido menos tiempo para ensayar su discurso. Habitualmente, tiene una dicción mal trabajada (por ejemplo, las “s” las pronuncia “sh”, como Rajoy), pero el discurso de Nochebuena lo realiza siempre sin trabarse. Sin embargo, en el discurso de este año, en el min. 4’22 ya encontramos la primera traba (“y no pueden ser p los perdedores”), seguida de una mala vocalización de la palabra “perdedores”. En el min. 4’43, encontramos la segunda (“proteger a los más vulnerables y sh y luchar”). Puedes encontrar algunas trabas más a lo largo del discurso.
Acento tonal:
Una cualidad de los buenos oradores es el uso del acento tonal: se pone énfasis en aquellas palabras que son especialmente importantes en nuestro discurso. De esta manera, las “subrayamos” y conseguimos poner el foco de nuestra audiencia sobre lo más importante. Para ello, se pronuncia con un poco más de volumen esa palabra y la se hace preceder de una breve pausa. Así, nuestro discurso deja de ser monótono y ayudamos a quien nos escucha a entendernos mejor. Pues bien, el Rey no se caracteriza por hacer acentos tonales. Y, cuando los hace, suelen ser forzados; es decir, no salen espontáneamente, sino que los hace adrede. Lo que ocurre es que muchas veces están muy ensayados y no se nota mucho si no te fijas. Sin embargo, una prueba más de la falta de preparación de este discurso es lo mal colocado que está el acento tonal que se produce en el min. 5’01 (“y, para ello”). Escúchalo, y verás cómo te chirría respecto al resto de la frase.
Pocos gestos ilustradores:
Hay diferentes tipos de gestos. Uno de ellos son los gestos ilustradores del discurso o coverbales. Estos gestos aparecen cuando comenzamos a hablar y desaparecen cuando callamos. Su función es la de acompañar al discurso ilustrándolo no verbalmente. Dependiendo de nuestro perfil de personalidad, hacemos más o menos gestos ilustradores al hablar. El Rey es de las personas que, de forma natural, hacen pocos gestos ilustradores al hablar. Sin embargo, se asocia un buen orador con una persona que hace bastantes gestos ilustradores cuando habla. Esto se debe a que esa persona se hace entender mejor, puesto que no solo escuchamos lo que dice, sino que “lo vemos”. Por eso, muchos personajes públicos (por ejemplo, los políticos) fuerzan esos gestos ilustradores. No hace falta ser ningún experto para que nos chirríen los gestos ilustradores hechos adrede, sin que hayan salido de forma natural. Porque esos gestos voluntarios salen a destiempo y se suelen hacer más torpemente. Pues bien, como te decía, el Rey, por su personalidad, no es una persona de gesticular mucho cuando habla. Sin embargo, en otros discursos, he analizado cómo forzaba esos ilustradores y, claro, no le salían bien. Pues bien, en esta ocasión, como el discurso está menos preparado, puede contener más errores de ejecución en la voz, que te he explicado antes. Pero también permite verlo más natural (o menos artificial, como lo quieras decir), lo cual es de agradecer.
Uno de los pocos gestos ilustradores (min. 6’03)
EXPRESIÓN FACIAL NEGATIVA:
Muchas veces, se comenta que el Rey Emérito tenía carisma, y que Felipe VI, siendo más atractivo y estando más “preparado”, no la tiene. Al final, el carisma es inteligencia no verbal. Es tener siempre la conducta no verbal adecuada en el momento adecuado. Porque ya sabemos que los discursos del Rey o de los políticos de primera línea están escritos, y no necesariamente los han escrito quienes los leen. Así que, en estos casos, el carisma se reduce al plano no verbal. Y uno de los motivos por los que Felipe VI no resulta tan carismático como sí lo era su padre es por su expresividad facial negativa. Tiene tendencia a tensar el párpado inferior y a fruncir el ceño, que son movimientos faciales prototípicos de la ira. Puede que los haga por el esfuerzo de leer el teleprompter, porque estos movimientos faciales también se producen ante el esfuerzo cognitivo en el caso del ceño, o ante la dificultad para leer de lejos, en el caso del párpado inferior. Pero, lo cierto es que la falta de expresividad positiva (solo hay dos intentos de sonrisa al principio y al final del discurso), unida a esa expresividad negativa, hacen que Felipe VI pierda ese carisma del que hablábamos.
Intento de sonrisa al final del discurso (min. 13’44). Si tapas la parte inferior del rostro, verás que no tiene nada que ver con una sonrisa verdadera.
¿ASÍ LO HA ENTENDIDO SIEMPRE?
Después de este breve recorrido por los aspectos más destacables a nivel no verbal del discurso del Rey de este año, llegamos al momento que todos los ciudadanos estuvieron esperando: la mención a las supuestas actividades irregulares de su padre, Don Juan Carlos.
Lo primero en lo que me gustaría que te fijaras es en el sonido: pon el vídeo en el min. 10’30 por ejemplo, y nota cómo cambia la calidad de sonido al pasar al min. 10’54, que es cuando empieza el tema del Rey Emérito. Haz el mismo ejercicio al pasar al min. 11’49. No soy experta en sonido, pero yo diría que esta parte está insertada en el discurso.
Dicho esto, vemos cómo el plano se acorta, tratando así, por un lado, de dotar al Rey de mayor confiabilidad, y, por otro lado, de evitar que se vean gestos que puedan ser analizados y puedan delatar la falta de confianza en el propio discurso. Lo que no sé si saben los asesores del Rey (siempre me he preguntado quién asesora al asesor) es que los gestos no se hacen solo con las manos. También hay gestos con la cabeza, con las cejas o con los hombros. Y esos no los pueden eliminar, por muy corto que hagan el plano.
En el min. 11’21, nos encontramos con un gran desliz no verbal, cuando Felipe VI verbaliza “unos principios que nos obligan a todos”, mientras niega con la cabeza. Se trata de un emblema filtrado: afirma verbalmente mientras niega no verbalmente. En caso de incongruencia, según la investigación científica, nos quedamos con el significado de lo no verbal, ya que es menos controlable que las palabras. De hecho, las palabras las está leyendo (¿qué hay más controlable que eso?), pero la comunicación no verbal está ligada al verdadero pensamiento.
En el min. 11’33, mientras Felipe VI afirma “así lo he entendido siempre” (refiriéndose los principios éticos que nos obligan a todos, y que están “por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares”), vemos dos movimientos sincronizados: la elevación vertical de hombros y la elevación de cejas. Ésta última viene a reforzar la primera. Es el mismo gesto, en realidad, pero hecho en dos partes diferentes del cuerpo: en los hombros y en el rostro. Al aparecer justo mientras verbaliza una afirmación rotunda como es el hecho de que él “lo ha entendido así siempre”, estos movimientos insertan duda en lo que pretende ser una confirmación. Así pues, yo me pregunto si, realmente, así lo ha entendido siempre.
Min. 11’33: elevación de cejas y hombros al verbalizar “así lo he entendido siempre”
Análisis realizado por Sonia El Hakim López, analista de comunicación no verbal, directora de Código No Verbal, presidenta de la Asociación Española de Comunicación No Verbal y Directora del Máster en Comunicación No Verbal y Habilidades Directivas.
ESCENOGRAFÍA:
El discurso de este año se ha grabado en la misma sala que el año pasado. Sin embargo, ha habido menos adornos, no ha habido flores de Pascua ni flores rojas sobre el taquillón de detrás del Rey. Se ha dejado el mismo Nacimiento y el libro de la Constitución Española y se ha cambiado la foto enmarcada por una del Rey con Leonor en el homenaje a las víctimas de Covid. Creo que los asesores han acertado en marcar una línea sobria en la decoración, acorde con la situación actual. Por otro lado, los planos han sido esta vez mucho más cortos. No hemos visto al Rey de cuerpo entero ni una sola vez. Eso dificulta los análisis, puesto que nos perdemos información no verbal.
Por último, quiero resaltar en este apartado el poco acierto en los cambios de plano. Siempre que hacemos algo, nos tenemos que preguntar para qué lo hacemos. Felipe VI se ha pasado todo el discurso girando la cabeza de un lado a otro para hacer los cambios de plano, de una manera tan poco fluida, con unos silencios excesivos, que, sinceramente, me pregunto para qué se han hecho esos cambios de plano. ¿Qué han aportado? Para mí, nada excepto falta de ritmo al discurso.
Discurso de 2019.
Discurso de 2020
FALTA DE PREPARACIÓN DEL DISCURSO:
Trabas:
Parece que, en esta ocasión, Felipe VI ha tenido menos tiempo para ensayar su discurso. Habitualmente, tiene una dicción mal trabajada (por ejemplo, las “s” las pronuncia “sh”, como Rajoy), pero el discurso de Nochebuena lo realiza siempre sin trabarse. Sin embargo, en el discurso de este año, en el min. 4’22 ya encontramos la primera traba (“y no pueden ser p los perdedores”), seguida de una mala vocalización de la palabra “perdedores”. En el min. 4’43, encontramos la segunda (“proteger a los más vulnerables y sh y luchar”). Puedes encontrar algunas trabas más a lo largo del discurso.
Acento tonal:
Una cualidad de los buenos oradores es el uso del acento tonal: se pone énfasis en aquellas palabras que son especialmente importantes en nuestro discurso. De esta manera, las “subrayamos” y conseguimos poner el foco de nuestra audiencia sobre lo más importante. Para ello, se pronuncia con un poco más de volumen esa palabra y la se hace preceder de una breve pausa. Así, nuestro discurso deja de ser monótono y ayudamos a quien nos escucha a entendernos mejor. Pues bien, el Rey no se caracteriza por hacer acentos tonales. Y, cuando los hace, suelen ser forzados; es decir, no salen espontáneamente, sino que los hace adrede. Lo que ocurre es que muchas veces están muy ensayados y no se nota mucho si no te fijas. Sin embargo, una prueba más de la falta de preparación de este discurso es lo mal colocado que está el acento tonal que se produce en el min. 5’01 (“y, para ello”). Escúchalo, y verás cómo te chirría respecto al resto de la frase.
Pocos gestos ilustradores:
Hay diferentes tipos de gestos. Uno de ellos son los gestos ilustradores del discurso o coverbales. Estos gestos aparecen cuando comenzamos a hablar y desaparecen cuando callamos. Su función es la de acompañar al discurso ilustrándolo no verbalmente. Dependiendo de nuestro perfil de personalidad, hacemos más o menos gestos ilustradores al hablar. El Rey es de las personas que, de forma natural, hacen pocos gestos ilustradores al hablar. Sin embargo, se asocia un buen orador con una persona que hace bastantes gestos ilustradores cuando habla. Esto se debe a que esa persona se hace entender mejor, puesto que no solo escuchamos lo que dice, sino que “lo vemos”. Por eso, muchos personajes públicos (por ejemplo, los políticos) fuerzan esos gestos ilustradores. No hace falta ser ningún experto para que nos chirríen los gestos ilustradores hechos adrede, sin que hayan salido de forma natural. Porque esos gestos voluntarios salen a destiempo y se suelen hacer más torpemente. Pues bien, como te decía, el Rey, por su personalidad, no es una persona de gesticular mucho cuando habla. Sin embargo, en otros discursos, he analizado cómo forzaba esos ilustradores y, claro, no le salían bien. Pues bien, en esta ocasión, como el discurso está menos preparado, puede contener más errores de ejecución en la voz, que te he explicado antes. Pero también permite verlo más natural (o menos artificial, como lo quieras decir), lo cual es de agradecer.
Uno de los pocos gestos ilustradores (min. 6’03)
EXPRESIÓN FACIAL NEGATIVA:
Muchas veces, se comenta que el Rey Emérito tenía carisma, y que Felipe VI, siendo más atractivo y estando más “preparado”, no lo tiene. Al final, el carisma es inteligencia no verbal. Es tener siempre la conducta no verbal adecuada en el momento adecuado. Porque ya sabemos que los discursos del Rey o de los políticos de primera línea están escritos, y no necesariamente los han escrito quienes los leen. Así que, en estos casos, el carisma se reduce al plano no verbal. Y uno de los motivos por los que Felipe VI no resulta tan carismático como sí lo era su padre es por su expresividad facial negativa. Tiene tendencia a tensar el párpado inferior y a fruncir el ceño, que son movimientos faciales prototípicos de la ira. Puede que los haga por el esfuerzo de leer el teleprompter, porque estos movimientos faciales también se producen ante el esfuerzo cognitivo en el caso del ceño, o ante la dificultad para leer de lejos, en el caso del párpado inferior. Pero, lo cierto es que la falta de expresividad positiva (solo hay dos intentos de sonrisa al principio y al final del discurso), unida a esa expresividad negativa, hacen que Felipe VI pierda ese carisma del que hablábamos.
Intento de sonrisa al final del discurso (min. 13’44). Si tapas la parte inferior del rostro, verás que no tiene nada que ver con una sonrisa verdadera.
¿ASÍ LO HA ENTENDIDO SIEMPRE?
Después de este breve recorrido por los aspectos más destacables a nivel no verbal del discurso del Rey de este año, llegamos al momento que todos los ciudadanos estuvieron esperando: la mención a las supuestas actividades irregulares de su padre, Don Juan Carlos.
Lo primero en lo que me gustaría que te fijaras es en el sonido: pon el vídeo en el min. 10’30 por ejemplo, y nota cómo cambia la calidad de sonido al pasar al min. 10’54, que es cuando empieza el tema del Rey Emérito. Haz el mismo ejercicio al pasar al min. 11’49. No soy experta en sonido, pero yo diría que esta parte está insertada en el discurso.
Dicho esto, vemos cómo el plano se acorta, tratando así, por un lado, de dotar al Rey de mayor confiabilidad, y, por otro lado, de evitar que se vean gestos que puedan ser analizados y puedan delatar la falta de confianza en el propio discurso. Lo que no sé si saben los asesores del Rey (siempre me he preguntado quién asesora al asesor) es que los gestos no se hacen solo con las manos. También hay gestos con la cabeza, con las cejas o con los hombros. Y esos no los pueden eliminar, por muy corto que hagan el plano.
En el min. 11’21, nos encontramos con un gran desliz no verbal, cuando Felipe VI verbaliza “unos principios que nos obligan a todos”, mientras niega con la cabeza. Se trata de un emblema filtrado: afirma verbalmente mientras niega no verbalmente. En caso de incongruencia, según la investigación científica, nos quedamos con el significado de lo no verbal, ya que es menos controlable que las palabras. De hecho, las palabras las está leyendo (¿qué hay más controlable que eso?), pero la comunicación no verbal está ligada al verdadero pensamiento.
En el min. 11’33, mientras Felipe VI afirma “así lo he entendido siempre” (refiriéndose los principios éticos que nos obligan a todos, y que están “por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares”), vemos dos movimientos sincronizados: la elevación vertical de hombros y la elevación de cejas. Ésta última viene a reforzar la primera. Es el mismo gesto, en realidad, pero hecho en dos partes diferentes del cuerpo: en los hombros y en el rostro. Al aparecer justo mientras verbaliza una afirmación rotunda como es el hecho de que él “lo ha entendido así siempre”, estos movimientos insertan duda en lo que pretende ser una confirmación. Así pues, yo me pregunto si, realmente, así lo ha entendido siempre.
Min. 11’33: elevación de cejas y hombros al verbalizar “así lo he entendido siempre”
Análisis realizado por Sonia El Hakim, directora de Código No Verbal, Presidenta de la Asociación Española de Comunicación No Verbal y directora del Máster en Comunicación No Verbal y Habilidades Directivas.