Bien es sabido por todos que la escuela, es un importante agente socializador en nuestras vidas. Después de nuestro ámbito familiar, en nuestros primeros años de vida, el colegio es nuestro “segundo” paso al mundo exterior, salimos del cascarón.
Es aquí donde parte el tema del que tratamos hoy: los seres humanos tenemos la comunicación presente a lo largo de nuestras vidas, y en todos los aspectos de las mismas.
Y la educación nos permite, en palabras de Herrera (2001), el uso ampliado del conocimiento, la información y la comunicación en tres sentidos: la ampliación de la interacción, la apropiación y recreación de la cultura y la formación del ciudadano.
Así que, si unimos lo anterior, coincidiremos en la importancia del colegio, en el que podemos aprender a desarrollar modelos de comunicación que nos permitirán relacionarnos con otros en sociedad. Y el papel del profesor es fundamental para este proceso, pues se trata de un modelo de referencia. Son quienes, desde su rol, con su formación, irán participando en dicho desarrollo, mediante el uso de técnicas y métodos afines, marcando los límites, modificando e incluso variando ese desarrollo, pero siendo principal el conocimiento por parte del docente, de la importancia de la comunicación no verbal en el proceso de comunicación, ya que, a través de la misma (expresiones faciales, posturas, gestos), podemos transmitir e identificar en otros emociones, temores, pensamientos…Porque todo ello, puede enfatizar, complementar o negar la comunicación verbal (tanto por su parte como por la parte de los infantes).
Citando textualmente a Requena y Albistur (1999, p. 5) “la comunicación es un aprendizaje constante y continuo que implica asumir las diferencias. Comunicarnos es, ubicarnos, descubrimos, tomar conciencia del rol, lugar y poder de cada uno”. Y es por ello que la comunicación no verbal debe estudiarse como parte indispensable del proceso global de comunicación en los individuos.
Contextualizando lo anteriormente citado en la escuela, existen situaciones (casi diarias) en las que la comprensión del lenguaje presenta grandes dificultades o barreras. Y ahí es donde la comunicación no verbal es fundamental por parte del profesor. Porque antes de expresarnos con palabras, nos comunicamos con la expresión facial o gestos, por ejemplo.
Es decir, como profesional de la educación, ha de encontrar la vía en la que la comunicación sea efectiva, atendiendo al uso de los gestos y expresiones por parte de los infantes, de comprender el mensaje que transmiten con sus acciones.
Sin embargo, destacamos la importancia de construir con los alumnos un marco de referencia, para que esa comunicación no verbal, no de pie a errores, confusiones o cree barreras en el proceso de comunicación.
Fomentando la empatía, la participación, la asertividad y la escucha activa, entre otras, despertará en los alumnos la iniciativa de comunicarse y el compromiso, estableciendo así una relación entre profesor-alumno, con una comunicación (aún en construcción) efectiva.